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23 de junio de 2021 | 17:00

¿Todo acto delictivo o criminal tiene una justificación psiquiátrica o simplemente existen los actos malvados?

Por el Dr. Rafael Herrera Milano - Médico Psiquiatra forense, profesor universitario y Perito del Poder Judicial M.N. 127.896 – M.P. 333.749 -

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En muchos casos judiciales se habla de inimputabilidad o se busca justificar una conducta delictiva a partir de determinados cuadros psiquiátricos. Son términos jurídicos que escuchamos con frecuencia. Un experto explica por qué un pormenorizado estudio psiquiátrico forense es clave para evitar una psiquiatrización de las conductas delictivas que termine “salvando” de sus obligaciones penales a quienes puede y deben hacerse responsables de sus actos.

El Dr. Cesare Lombroso, que ha sido llamado "el padre" de la criminología moderna, estudiaba a los delincuentes encarcelados en Turín allá por 1870.Estaba convencido de que los delincuentes estaban un escalón por debajo en la evolución, una regresión a un tipo de hombre primitivo o infrahumano. Sus hipótesis y conclusiones marcaron el inicio de una larga lista de estudios para averiguar si los criminales, en particular los homicidas, tienen cerebros diferentes al resto de las personas.

La invención de las técnicas de imágenes de resonancia magnética funcional en los años 80 revolucionó el conocimiento de lo que ocurre dentro de la cabeza. El primer estudio con escaneo cerebral de asesinos fue realizado en California por el neurocientífico británico Adrian Raine.

Raine había llegado hasta allí atraído "por el gran número de individuos muy violentos y homicidas" y, a lo largo de varios años, lideró un equipo en el cual se escanearon los cerebros de numerosos asesinos. Los resultados arrojaron que, en casi todos los casos, se detectaban cambios similares: había actividad reducida en el córtex prefrontal, el área del cerebro que controla los impulsos emocionales, y una sobreactivación de la amígdala cerebral, la zona que genera las emociones. Por lo tanto, parece que los asesinos tienen cerebros que los hacen más proclives a la ira y el enfado y, a la vez, menos capaces de controlarse.

El gen del guerrero

Las neurociencias fueron alumbrando algunas pistas, pero no fue el único abordaje que mostró otras huellas de la violencia humana. ¿Puede entonces haber otros factores que predispongan al asesinato? Sí: la respuesta fue hallada en 1993 con una familia en Holanda en la que todos los hombres tenían un historial de violencia: 15 años de minuciosa investigación revelaron que a todos ellos les faltaba el mismo gen.

Se lo bautizó el “gen del guerrero”. Es un gen que produce una enzima llamada MAOA, que regula los niveles de neurotransmisores involucrados en el control de los impulsos. El científico James Fallon descubrió que él mismo tenía los genes relacionados con el comportamiento violento. Así se evidenció que si alguien carece del gen MAOA o tiene una variante de baja actividad, está predispuesto a la violencia. Alrededor del 30% de los hombres lo tienen, pero su activación depende fundamentalmente de lo que ocurra en la infancia (epigenética).

Los aportes de la psiquiatría forense

Ahora bien, actualmente, para evitar psiquiatrizar las conductas delictivas se realiza un pormenorizado estudio psiquiátrico forense. El cual abarca, desde un examen exhaustivo de la salud mental del imputado hasta estudios clínicos y funcionales que descarten patologías orgánicas que podrían debilitar o anular la aptitud psíquica necesaria para entender el significado de sus actos y controlarlos acorde a esa comprensión.

Son muy pocos los cuadros psiquiátricos que, per se, permitan afirmar que el imputado no fue capaz de comprender la criminalidad del acto ni dirigir sus acciones, alteraciones morbosas de sus facultades o insuficiencia de las mismas.

Una esquizofrenia, por ejemplo, no es sinónimo de inimputabilidad porque existen lo que se llaman intervalos lúcidos en los que esa persona es imputable.

Cada caso es particular y muy complejo, a la vez que delicado, por lo cual no es responsable generalizar ya que cada peritado es único y se encuentra atravesado por una gran cantidad de variables a contemplar en profundidad.

Justamente esto es lo que hace apasionante la psiquiatría forense. Nada está dicho hasta que se completen los estudios: no hay una patología psiquiátrica que en sí misma te justifique inimputabilidad. Eso ocurre en casos muy extremos, que son muy pocos.